El sabio de Sión y Diario de viaje por Medio Oriente
Autor: Brian Janchez
Edita: Ediciones Noviembre/Ediciones Llantodemudo, Buenos Aires/Córdoba, 2013
Reconozco que, en general, el comic autobiográfico no me seduce. No el concepto “per se”, sino porque, vamos, no creo (a diferencia de la gente que sí le gusta el género) que hacer entretenida la realidad sea solo una cuestión estilística, que hasta la vida más banal se hace entretenida bien contada. Y no es así: para leer vidas aburridas, me alcanza con mi propia cotidianeidad. Y una cosa es leer Persepolis de Satrapi (con todo su desarraigo y problemática política... aunque la sensación es que Satrapi es una chica de familia bien que pudo irse justamente porque era una chica que tenia gente que conocía gente y por eso tenía una ventaja por sobre le 90% de sus coterráneos) o Maus (que se sostiene porque le padre de Spiegelman le pasan cosas.. terribles peor le pasan) o el trabajo de Joe Sacco (que usa los trucos de la historieta autobiográfica para hacer periodismo investigativo) y otra muy diferente es leer la vida de gente cuya su rutina se reduce a salir a tomar algo, sentarse en un tablero y hacer reflexiones irónicas y/o cargadas de referencias pop sobre la vida (como son el 90% de las historietas autobiográficas ). Todo eso lo puedo hacer yo y ver yo con mi vida, gracias.
Una vez dicho esto, se podrán imaginar que este libro no era particularmente de mi interés. Tal vez lo más curioso era que, por lo menos, el autor vivía un cambio profundo (de lugar, de vida, de país… cosa que no es fácil, se los digo por experiencia). Y el resultado es… bueno lo que uno descubre es que el mito de “Israel-el-estado-rodeado-por-vecinos-que-lo-quieren-matar” es en parte cierto y en parte falso. Si, hay controles y la sensación que hay en el trasfondo cotidiano algunas cosas de seguridad que uno no vive en lo cotidiano. Pero que, en el 90% de los casos eso es básicamente un incordio, no un problema peligroso. Y que los israelíes tienen una vida tan aburrida en prometido como nosotros.
No es que esté mal el libro: Janchez hace divertidas las anécdotas, hace observaciones afiladas y tiene un estilo impresionista y simple (se nota su admiración por Angel Mosquito en sus trazos). Solo que no soy el lector que busca. No me interesa lo que cuenta por lo que dije arriba del género. Denme historietas irreales. O historietas reales donde me digan lago más que “soy un tipo de treinta de clase media occidental que no sabe que hacer con su vida”. Solo para evitar la redundancia con mi vida cotidiana.
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